Qué pasaría si la tierra ya no fuera fértil

Bajo nuestros pies hay una cubierta muy fina, frecuentemente olvidada, que lo mantiene todo: el suelo. Existen varios cientos de km hasta el centro de la Tierra, pero toda la vida en nuestro mundo es dependiente de los primeros metros (en ocasiones solo unos pocos centímetros) de suelo fértil que alimenta bosques, praderas y cultivos. Un recurso escencial, con limite y no renovable, cuando menos en la escala de tiempo humana: un centímetro de suelo puede demorar hasta 1.000 años en formarse.

El 17 de junio es el Día Mundial de Pelea contra la Desertificación y la Sequía y lo festejamos recordando que el suelo prosigue estando en parte importante olvidado. Sus funcionalidades vitales, desde proveer alimentos hasta raptar carbono y respaldar la biodiversidad, no son obvias a primer aspecto. Quizá de ahí que, en las últimas décadas, nos hemos degradado, desgastado, contaminado, urbanizado… deteriorado. En Europa, la presión sobre el suelo llegó a un punto crítico: cada día, una área de suelo fértil semejante a 500 campos de fútbol termina sellada con hormigón y asfalto.

Compost, del contenedor cobrizo para alimentar la tierra

Nos ingerimos una mandarina, le quitamos la piel y la tiramos al cubo que reservamos para la basura orgánica. Nuestra vida prosigue y una o un par de veces a la semana vamos a bajar esta fracción del cubo hacia el contenedor cobrizo o hacia la puerta primordial. El material que podemos encontrar dentro suyo lleva por nombre FORM (Fracció Orgànica dels Residus Municipals) y lo controla la Agencia de Restos de Cataluña, que va a ir a parar a las plantas de compostaje. Allí, este resto orgánico se descompone a través de un desarrollo controlado que incluye la acción de microorganismos y la existencia de oxígeno a lo largo de unos 3 meses. Tras ese tiempo, ¡voilá! Contamos un óptimo abono. “El compost logrado de FORM es un fertilizante muy apreciado, en tanto que contribuye al suelo las tres M primordiales a fin de que se considere saludable: microorganismos, materia orgánica y minerales”, enseña Meri Pous, de la Agencia Catalana de Restos.

“La utilización de compost en el suelo, mientras que optimización su calidad y incrementa la atrapa de carbono, puede considerarse entre las resoluciones en la pelea contra el cambio climático y la humillación del suelo”, protege Vicenç Carabassa, estudioso del CREAF. Por otra parte, la utilización de compost en la agricultura asimismo es una buena nueva para todos los que se ocupan de ello, puesto que disminuye en buena medida la utilización de fertilizantes químicos y, por consiguiente, el gasto que suponen.

Únase a nosotros para resguardar los suelos y respaldar el sendero hacia la agricultura orgánica y la alimentación sana:

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¡El auténtico trabajo empieza! Para lograr medrar apropiadamente, los tomates necesitan un suelo blando. De ahí que, cultivar la tierra es un paso que no tenemos la posibilidad de saltarnos. Merced a esta labor, no solo aflojaremos el suelo. Además de esto, lo afinaremos hasta el momento en que sea la base perfecto para el desarrollo de raíces.

Para esto, lo idóneo es cavar entre 20 y 30 centímetros del suelo. De esta manera vamos a estar renovando y oxigenando la tierra donde medrarán las raíces de nuestras plantas.

¿Cuál es el estado final de deterioro de una tierra fértil?

La hondura eficaz de un suelo es el espacio en el que las raíces de las plantas tienen la posibilidad de traspasar sin mayores óbices, para localizar agua y nutrientes fundamentales. Esta información resulta ser increíblemente esencial para el desarrollo de las plantas. Sin la fuerza centrífuga derivada del movimiento de rotación, se sostendría la fuerza gravitatoria, lo que generaría una redistribución de la gravedad que alteraría la seguridad de los océanos. En la novedosa Tierra, se formarían 2 gigantes océanos cerca de los polos, separados por un solo ’conjunto de naciones en el ecuador’.

Esta es una manera de fertilizar que imita a la naturaleza, en tanto que no es requisito cavar para sepultarla. Está en la región de la tierra, y es la lluvia -o riego- y los organismos del suelo, los que se dedican a llevar los nutrientes a capas considerablemente más profundas. En esta clase de suelos es realmente posible que con elaborar la parcela sea bastante para conseguir buenas cosechas en uno o un par de años, si bien del mismo modo es conveniente abonar. A menos que la tierra ahora haya sido fertilizada, es decir muy fértil y lleve un buen tiempo sin labrar, la mayoria de las veces va a ser preciso fertilizar para prosperar la cantidad o proporción de nutrientes.

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