La forma de vida parásita en los seres vivos no es algo exclusivo de los animales o las bacterias: las plantas parásitas existen, y pese a que lo primero que nos venga a la cabeza sea algo negativo al escuchar la palabra “parásito”, la flora parásita la componen organismos vivos normales y corrientes que podemos encontrar en gran parte del mundo como especie natural, y que no es algo tan “desagradable” como a priori puede dar a entender el nombre que las caracteriza. Y es que la vida de muchos organismos vegetales parásitos también es vital para la naturaleza. Y es que si algo nos ha demostrado la naturaleza es que tiene mil y una formas de adaptarse al entorno, por extrañas y duras que sean las condiciones tanto climáticas como terrenales, y las plantas son un claro ejemplo de ello: existen plantas en casi todos los lugares del mundo, capaces de soportar temperaturas y climas extremos, cada una con su fisiología y anatomía, algunas incluso tan extrañas que ni el mayor de los expertos en plantas sería capaz de denominarla como tal sin estudiarla previamente. Pues bien, en este artículo hablaremos sobre uno de estos peculiares grupos de plantas: las plantas parásitas.
Plantas y vegetales parásitos
El parasitismo (principal medio de subsistencia de las plantas y vegetales parásito) es sólo una forma de adaptación que adoptan las plantas para subsistir en el medio en el que crecen. Este método que toman algunas de las especies de plantas parásitas se basa en alimentarse y beneficiarse no del entorno, sino de otras plantas colindantes. Este tipo de parasitismo es denominado como parasitismo inteligente ya que permite a los tipos de plantas parásitas alimentarse y subsistir gracias a una segunda o varias plantas de su entorno a las cuales les roba los nutrientes que necesite. Sin embargo, aquello que toman es justo lo necesario para satisfacer sus necesidades básicas por lo que pese a “robar” los nutrientes vitales de la planta huésped, la planta parásita sólo coge lo justo y necesario para su propia supervivencia, por lo que permite a la planta huésped subsistir también, sin necesidad de matarla (hecho que por otra parte sería estúpido, ya que si las plantas parásitas absorbieran todos los nutrientes de las plantas huésped de su entorno y acabasen con todas ellas, también acabarían por morir ellas mismas por lo que se crea una especie de relación de convivencia y necesidad entre ambas).
Evidentemente, también existen otros tipos de vegetales parásitos, así como árboles parásitos, e incluso plantas que realizan el parasitismo con árboles y viceversa. La relación entre la planta parásito y el huésped no debe ser necesariamente entre plantas o vegetales de la misma especie.
Grupos y tipos de plantas parásitas
Existen dos grandes grupos de plantas parásitas: las plantas hemiparásitas y holoparásitas. El primer grupo se distingue por poder realizar la fotosíntesis por sí mismas ya que gracias a que tienen clorofila en su composición sí que poseen dicha habilidad, sin embargo para realizarla deben captar los nutrientes (sales minerales y agua) de otra planta. De este grupo se podría destacar al muérdago, una de las plantas parásitas más comunes y conocidas.
Para el segundo grupo de plantas parásitas (las holoparásitas), es imprescindible extraer la materia orgánica ya elaborada de las otras plantas, ya que aunque extraigan los nutrientes esenciales de otros tipos de plantas son incapaces de realizar la fotosíntesis al no poseer clorofila. Como curiosidad, cabe destacar que las plantas holoparásitas por tanto no necesitan ni de hojas ni de tallos (que son los encargados de sostener las hojas) en su anatomía, ya que la función principal de ambos es la de recolectar los nutrientes que les proporciona la luz del sol, por lo que este tipo de vegetales parásito suelen tener formas muy peculiares, destacando por ejemplo la planta parásita Rafflesia Arnoldi. Las semillas de éstas plantas parásitas contienen reservas de nutrientes como para mantenerla viva durante sus primeros diez días. Si en ese tiempo el vegetal no ha encontrado una planta hospedadora a la que parasitar, morirá. Por tanto, estas plantas parásitas sólo suelen crecer en entornos con mucha densidad de vegetación, como junglas tropicales y ecosistemas parecidos, en el cual les sea muy fácil encontrar una planta a la que parasitar.