La trufa blanca es indudablemente el diamante de la alta cocina. Y no solo por su profundo y profundo aroma, sino más bien asimismo por su escasez y limitada localización, lo que provoca que solo esté libre en los más destacados sitios de comidas.
Hábitat
La trufa blanca medra en el Piamonte italiano en estado salvaje, se lleva a cabo en llanuras aluviales bien drenadas, con suelos arcillosos muy porosos y una altitud entre 400 y 800 sobre el nivel del mar.
Debe existir rebosantes precipitaciones, entornos umbríos, pocos cambios térmicos. En la antigüedad se pensaba que donde caía un rayo se formaban trufas.
Mejorando el lote para el cultivo de la trufa negra
Empezando unos 6 meses antes de plantar los árboles micorrízicos que hemos escogido (o sea, esos que dejan la fusión entre sus raíces y los hongos, en un caso así la negra trufas), es requisito eliminar la tierra a una hondura mínima de 50 centímetros a fin de que la tierra quede suelta, aireada y con mayor aptitud de drenaje.
Entonces llega el instante de plantar los árboles, que hay que llevarlo a cabo con las maneras de cada clase, si bien generalmente no hay excesivas diferencias y no es realmente difícil. Se debe tener precaución con su precaución, en especial cavando a su alrededor, a lo largo de sus primeros años.
Métodos de búsqueda
Para hallar las raíces mucho más reconocidas de la cocina gourmet, es requisito estar bien pertrechado. Primero, un vaso fuerte con tapa cuentagotas, lleno de salfumán para revisar la alcalinidad del suelo; un altímetro, para medir si la altitud a la que te hallas es la adecuada; y un machete “trufado”. Por otra parte, si deseas buscar trufas blancas, tienes que tener una licencia y tener el permiso del dueño del lote. Tratándose de detectar el área concreta donde está este hongo, es bien difícil en tanto que vive bajo tierra.
Para hacer más simple su búsqueda, tenemos la posibilidad de usar animales destacables que huelen las trufas mucho más veloz. Específicamente, se usan perros, pero asimismo se tienen la posibilidad de usar cerdos y cabras. No se aconseja este procedimiento, puesto que corre el peligro de comer desaforadamente el apreciado manjar. Si no posee un animal “trufado”, puede llevar a cabo lo siguiente: Primero, busque protuberancias irregulares con pequeñas fisuras, ocasionadas por el desarrollo de las trufas menos profundas o mucho más enormes. Seguidamente, por medio de sus herramientas, debe obtener esa trufa y más tarde allanar el lote empinado.