Cómo sacar las semillas de girasol

Incluso si no eres un gran fanático de los girasoles, es probable que hayas disfrutado de una bolsa de semillas de girasol en algún momento. Esos granos amarillos y pegajosos son deliciosos, pero ¿alguna vez te has preguntado cómo se hacen? Bueno, si has estado curioso, ¡estás en suerte! A continuación se presenta una breve guía sobre cómo sacar las semillas de girasol.

Cómo se extraen las semillas del girasol

Las semillas de girasol se extraen del fruto del girasol, que es una cápsula de cuatro a diez cm de largo. La cápsula contiene una o dos semillas, que son negras, redondeadas y aplanadas.

Cuándo se saca la semilla de girasol

La semilla de girasol se saca de la planta de girasol. La planta de girasol es una planta que crece en los campos. Los girasoles son plantas que tienen una gran semilla en el centro de la flor. La semilla de girasol se puede extraer de la planta cuando la planta está madura.

Cómo se le quita la cáscara a las semillas de girasol

Hay variaciones en el proceso de quitarle la cáscara a las semillas de girasol, pero la mayoría requieren que las semillas se remojen en agua tibia durante unas horas antes de pelarlas.

Cómo se sacan las semillas de las flores

Las flores tienen semillas en el interior de sus estambres, y para extraerlas se necesita una herramienta llamada sacacorchos. Se introduce el sacacorchos en el estambre de la flor y se gira para que las semillas se soltarán.

Todos los girasoles dan semillas

Esta es una afirmación generalmente cierta, ya que todos los girasoles pertenecen a la misma especie y, por lo tanto, comparten muchos de los mismos rasgos. Sin embargo, existen algunas excepciones y, por lo tanto, no se puede afirmar que esto siempre sea cierto.

Después de quitarte las semillas de la boca, puedes tirarlas o guardarlas. Si planeas guardarlas y comerlas más tarde, entonces debes sacarles la cáscara. Para hacer esto, puedes usar un cuchillo o un pelador de verduras. Si usas un cuchillo, simplemente rasca la cáscara hasta que esté completamente separada de la semilla. Si usas un pelador de verduras, puedes pelar la cáscara más fácilmente. Luego, pon las semillas en un recipiente con agua tibia y déjalas reposar durante unos minutos. Después de unos minutos, puedes escurrir el agua y guardar las semillas en un recipiente hermético.

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