El diente de león (Taraxacum officinale), también llamada como achicoria amarga, hadubellmout y meacamas, es una planta de la familia de las asteráceas. Es una de las plantas salvajes más corrientes y abundantes en la Europa occidental. Por ello, aunque se recolecta desde hace siglos para su consumo alimentario y medicinal, no se ha comenzado a cultivar hasta el siglo XX. Las variedades cultivadas dan hojas muy grandes, buenas para ensaladas. Es una planta muy resistente y fácil de cultivar en el jardín.
Características de la planta
Su morfología es muy característica y fácil de reconocer, ya que no suele superar los 40cm – 50cm de altura. Las hojas son alternas y formadas por lóbulos triangulares con los márgenes dentados.
La flor es compuesta (en forma de margarita) y tiene un color amarillo dorado. Al madurar forma unos papúes, con aspecto sedoso, recubierto de una esfera de penachos. Las semillas se dispersan con el viento que las esparce por todas partes.
¿Dónde se localiza?
Es originaria de las zonas templadas de Eurasia, pero ahora se puede encontrar en muchos otros lugares del mundo como especie neófita. Es una planta muy común en toda Europa, donde Taraxacum cuenta con unas 1.200 especies más, muy parecidas entre sí.
Crece en los bordes de los caminos, márgenes de bosques, prados, baldíos, campos y jardines. Es una planta muy resistente y puede prosperar casi en cualquier lugar. A menudo es una planta pionera.
Usos gastronómicos
La planta entera es comestible. Las raíces son amargas, pero sin embargo se comen crudas o hervidas, como aperitivo o acompañamiento, por ejemplo. Se cosechan durante el periodo de reposo de la vegetación. En Sicilia las raíces de diente de león se comen tradicionalmente hervidas y ensaladas con aceite de oliva, y en Japón se cortan en trozos, se saltan a una sartén y se aderezan con salsa de soja, con la que se acaban de cobre unos minutos. Con las raíces tostadas se hace un sucedáneo de café.
Sus hojas también tienen usos gastronómicos en toda Europa y se pueden comer crudas, por ejemplo en ensalada, hervidas, fritas, en sopa (típico de Italia), como relleno de raviolis o en tortilla. En Polonia, una preparación culinaria muy habitual hasta comienzos del siglo XX eran las hojas de diente de león hervidas y escurridas, mezcladas con leche y patata.En general, las hojas jóvenes y tiernas se pueden comer crudas pero cuando son más maduras comienzan a amargar, por lo que se suelen ya comer cocidas.
Los capullos se comen y se conservan en vinagre (países eslavos) o en sal (Sicilia) de la misma forma que las alcaparras. Otra manera de comerlas, por ejemplo en Occitania, es freírlas en aceite de oliva y hacer una tortilla. También las inflorescencias abiertas se pueden comer en ensaladas, por ejemplo, y además se suelen usar para hacer licores, como el Vino de diente de león, que es una especie de aguamiel, o en mermelada, llamada miel de diente de león.
En Chequia se hace una especie de dulce mezclando los pétalos con miel y dejando que den sabor durante un día entero, luego la filtran. Por una parte, la miel queda perfumada, mientras que por otro se aprovechan los pétalos mezclándolos con nueces picadas, o de otro modo, con coco rallado. La corola es amarga, por lo que se suele separar los pétalos en muchas preparaciones hechas con flores de diente de león.
Como la mayoría de vegetales, y más especialmente las hierbas, los valores de grasas, proteínas y de energía (calorías) del diente de león son muy bajos. Las hojas aportan principalmente vitaminas y minerales, de las que destaca la provitamina A, que está en una proporción, a igual cantidad en peso, setenta veces mayor a la de las naranjas y el doble que en las espinacas. También contiene vitaminas B1, B2, C y E, y cantidades significativas de sales minerales como el calcio, potasio, fósforo, sodio, magnesio y hierro entre otros.